Hola de nuevo, soñadores. Ha
pasado mucho tiempo, más del que me habría gustado si tengo que ser sincero.
Técnicamente, os importa poco debajo en qué piedra he estado metido, pero me
limitaré a comentar que he estado labrando “mi” futuro. Hoy vengo solo a
compartir ciertas reflexiones una vez que he podido reunir algo de tiempo.
Al que se plantee en seguir la
lectura le diré dos cosas muy simples: No es un artículo sobre el mundo del
ocio y no, no será la nueva línea argumental que sigamos a partir de ahora. Una
vez advertidos, me dispongo a entrar directamente en materia.
El negocio del futuro. Suena a
película de ciencia ficción barata, ¿verdad? A mí me recuerda a las luces
chirriantes de la bien envejecida “Blade Runner” o al ultracapitalismo de la
maltratada “Alien”. Ahora os pregunto, ¿de qué creéis que estoy hablando? No
soy un experto en materia económica, no hablo como la voz de la absoluta razón
sino como un trabajador que ve el alma de su sociedad hipotecada al poder del
dinero.
Siempre he pensado que un país
que negocia con la educación, la salud y la dependencia de su población no
merece el calificativo de “democrático”. Un lugar donde importan más los
bolsillos de sus gobernantes que la formación, la salud y el cuidado de su
gente necesitada es algo en lo que no creo… pero en el que vivo diariamente.
HABLEMOS DE NUESTRA JUVENTUD
El pilar básico del futuro,
aquellos que mantendrán nuestras pensiones el día de mañana y a los que
cederemos un mundo que, sinceramente, estamos menospreciando. Cuando el menú de
un diputado, del partido que sea, cargado de gambas y materiales de buena
calidad, es más barato en el congreso que un plato de pasta de “Carrefour” en
un colegio público, creo que algo está fallando. ¿A quién le importan los
jodidos críos al fin y al cabo, verdad?
Pensad ahora en ese profesor/a
que se encuentra frente a 40 adolescentes maleducados, que no han sido
orientados en casa por una figura consciente, e intenta transmitir unos
conocimientos que ellos se niegan a adquirir mientras le lanzan bolas de papel
o insultos velados. ¿Creéis que esa persona, educada en nuestras universidades
a base de esfuerzo, debe enseñar a vuestros hijos eso que vosotros no habéis
sabido? No es un profesor el que debe transmitir respeto a vuestros vástagos. Sois
vosotros los que tenéis que enseñarle que no es el sinvergüenza el que triunfa
en la vid, alejarlo del “Lazarillo de Tormes”, máximo exponente en el corazón de nuestra
nación.
Ahora, dadle una vuelta de tuerca
y objetivar qué debe transmitir ese hombre o mujer: conocimientos, orientación
y visión crítica. Un profesor/a existe para enseñar, no para educar socialmente
cuando ya es tarde. Puede que el profesor no haya sabido transmitir o que tu
hijo/a realmente sea el cipote que no quiere aprender, no podemos generalizar. Pero
si vas a enfrentarte a alguien, primero plantéate todas las posibilidades y
escucha sus argumentos.
En nuestro país, somos expertos
en culpar a los demás de nuestra propia inexperiencia o de los errores que hemos
cometido. Lo profesores no son máquinas ni son los responsables de todo lo que
tus sucesores aprenden. Un niño se educa por imitación, piensa en el ejemplo
que estás dando y después, enfréntate al currante que lo soporta día a día por un
sueldo relativamente digno.
Ahora consideremos un mundo
ideal, donde el profesor sea capaz de transmitir una visión crítica, la
necesidad de crearse su propia visión individual de la situación. Eso dejaría a
la masa de borregos en la que nos estamos convirtiendo en una ventaja clara.
¡Las altas esferas no podrían dominarnos! ¿Y eso sería un problema verdad para
ellos, verdad? Si no pueden manipular tu criterio a través de los medios,
porque ya no crees en ellos, ¿cómo lo harán?
Espero, querido lector, que tu
conclusión sea clara. Si el hijo del currante, como tú que estás ahí detrás, se
convierte en un “nini” sin oficio ni beneficio ¡Podré hacer con él lo que
quiera! Darle 400€ de sueldo con el que no pueda subsistir a través de
clausulas contractuales que no entiende, ponerle un partido de fútbol para que
no vea la anciana que desalojan en la vivienda vecina, o subirle el precio base
de la luz para enriquecer mis bolsillos. ¡Es un plan maestro! Joder, ¡qué
buenos somos!
¿Cómo conseguimos eso? Oye, ¿qué
tal si contratamos 3 profesores en lugar de 5 en las escuelas públicas? ¿Qué
tal si suprimimos/descendemos las becas universitarias? He pensado que también
podríamos eliminar las becas comedor, ¿qué os parece? Esos criajos no necesitan
comer. ¡Haber estudiado chaval! Es culpa tuya tener 4 años y unos padres en el
paro o con sueldos de mierda.
EL MERCADO LABORAL
Eres un tío/a brillante. Hijo de
la famosa y maltratada LOGSE. Enhorabuena chico/a, has obtenido tu flamante
título universitario. Eres biólogo, abogado, médico, enfermero, investigador…
Pero a nosotros nos importa una mierda. ¿Qué te parecería trabajar en el McDonalds
por 450€ al mes? ¿Una basura? No te preocupes, tenemos otros 200 como tú
esperando.
¿Cómo es posible? Van a contarte
la misma historia, hay demasiada gente universitaria, pocos puestos de trabajo,
no hay dinero para investigación (pero sí para coches oficiales, rescates a
Bankia etc.). Tú eres una persona formada. ¡Tienes carrera! La decisión es
lógica ¿no? ¡Acepto el trabajo! ¡Explótame en un trabajo que no me interesa!
Como diría Qui Gong-Gin: “La
capacidad de hablar no te hace inteligente”. A mí siempre me ha gustado
modificarla un poco: “El hecho de tener una formación universitaria no
garantiza nuestra visión crítica”. Lo cual, personalmente creo que es un
problema.
LOS JÓVENES SE MARCHAN PARA CRECER COMO PERSONAS, NO POR NECESIDAD
Una frase estupenda señor Dastis,
ministro de exteriores. Denota que nos conoce usted como si nos hubiera parido.
¡Vamos, no me jodas! Continuemos con el hilo argumental que nos ha llevado a
este momento absurdo.
Eres un tío/a brillante con
visión crítica, doscientos mil cursos después de tu carrera y cincuenta
trabajos basura que te han dejado “el culo pelado”. Estás hasta las mismísimas
narices de un jefe al que no le importa tu crecimiento personal, y de unas
vacaciones que no existen desde hace años. Tomas la decisión más difícil de tu
vida.
Exprimes tu maltratado cerebro en
busca de la manera para transmitirle la frase a tus seres queridos (padres,
hermanos, novias, abuelos, tíos). “Chicos/as he pensado que la situación dentro
del núcleo familiar ha superado el nivel rojo y no podemos mantener tantas
bocas si queremos seguir teniendo casa, así que creo que me voy a ir al
extranjero.”
Tras el aluvión de abrazos,
llantos, maldiciones y jodiendas varias por parte de los ministerios
(exteriores, de trabajo, de justicia, educación, etc.) de ambos países, coges
tu maleta. Abrazas a los que dejas atrás y te montas en un Talgo raído, camino
a quién sabe dónde. Suspiras mientras se aleja un andén que no sabes cuándo
volverás a pisar y partes rumbo a lo desconocido. Casi como el héroe mítico que
toma asiento en una vieja nave espacial que otea las estrellas.
Después de dos trenes, un avión,
tres buses y 15000 km allí estás. El flamante extranjero que no tiene ni
puñetera idea de lo que se le viene encima. Observas los bordes destrozados de
tu vieja maleta y sonríes, te cargas la mochila llena de libros al hombro y
tragas saliva para afrontar lo que venga. ¡Menos mal que tenemos Skipe! El
sustituto del Messenger de tu juventud que, con un poco de suerte y miles de
cortes, te dejará charlar con los tuyos de vez en cuando.
¡Y creces! Coño que si creces y
amplías miras. Coges más trabajos basura porque “eres el extranjero de un país
arruinado” y tienes suerte. Porque al menos tú no estás en campos de refugiados
en medio de la nieve. Alemania, Francia, Inglaterra, Eslovenia, Rusia, Japón…
Nos da igual, porque somos todoterreno o ¿mercenarios?. Nuestro conocimiento se
vende al mejor postor, por un sueldo que al menos nos permite vivir, que en
nuestro país no hay pasta para esa mierda que llaman I+D+I.
PRIVATICEMOS LA SALUD. ¡SERÁ MUCHO MÁS BARATO PARA LAS ARCAS!
¡Eres de los que has tenido
suerte! A diferencia de tus compañeros y amigos que se han quedado atrás al
menos unos años más, “hasta que la cosa mejore” se dicen a sí mismos con nudos
en la garganta, asustados. Tú has pillado un contratillo en una empresa pública
“x” que es de las pocas que está llamando gente. Te ha sorprendido y, con
alegría, vuelves al trabajo en “casa”.
Porque, aunque no estás en casa
al menos has cruzado la frontera, que ya viene siendo algo ¿no? Triste consuelo.
Elegiste bien, la salud nunca estará en crisis, siempre necesitarán gente para
cuidar a los enfermos… Craso error. Cuando llevas un par de meses vadeando
servicio tras servicio, viendo la situación personal de la gente que no recibe
vacaciones desde hace tantos años como tú partiste.
La brutal sobrecarga de trabajo a
la que os enfrentáis diariamente te hace pensar ¿Qué cojones están pensando en
Madrid? Y entonces salta la noticia, el político de turno se plantea “ofrecer 7
hospitales en subasta pública a organismos de gestión privada”. “¡¿Pero qué
coño?!” Te dices sorprendido/a mientras recuerdas el precio desorbitado que
pagaban en tu país europeo anterior por servicios que aquí son gratuitos.
Y la marea blanca se despierta.
Después de años de vacaciones impagadas, horas extras y maltratos al empleado y
al usuarios. Sales a la calle armado con ¿qué? Un poster de cartón hecho a mano
en tu tiempo libre en el que pone algo tan triste como “Mi salud no está en
venta”, “Stop Recortes”. Inocente, verás cómo cada día sonríen de placer en sus
podios. Capeando el temporal te venden una milonga preciosa: No os preocupéis,
no os cerraremos.
¡Y no te cierran! ¡Somos la
ostia! ¡Hemos ganado! Error de principiante. Ni tú ni tus compañeros habéis
jugado este juego el tiempo suficiente. A los pocos meses se empiezan a
racionar los materiales, se externalizan los servicios de cocina, lavandería,
mantenimiento, limpieza... ¿Privatización velada? ¿Dirán algo las noticias? No,
son la jerarquía más baja, los hijos de la LOGSE sin carrera, nadie luchará por
ellos, nos importa una mierda que les bajen el sueldo.
Pero llegan hasta ti. Nadie te
dijo que los flamantes uniformes de hace quince años empezarían a descoserse y
¡huy! no hay dinero para cambiarlos. No es culpa suya tener el triple de
trabajo o que quince años de lavados con productos químicos dañen los tejidos.
¡Apáñate! ¿Se te ven las tetas? Jajaja tu uniforme nos gusta “niña”.
“¡¿Niña?! ¿Quién te crees que
eres, viejo verde?” Te vuelves airada “Huy, perdone usted señor Dr., no he
querido ofenderle.” ¡Mal! ¿Quién es ahora la jerarquía maltratada? Agachas la
cabeza y sigues trabajando como un perro sin amo. Las sustituciones no llegan y
te enfrentas a las enfadadas familias de pacientes menos graves a los que no
puedes dedicar tiempo porque, lamentablemente para ti, tienes a un pobre hombre
a punto de hacer una parada respiratoria con un equipo médico y dos auxiliares
esperando tu apoyo e instrucciones.
¡Puedes hacerlo! ¡Me han
entrenado para esto! Y el trabajo sale. A veces tu espalda se resiente, llegas
a casa maltratada, destrozada, al borde del llanto por ese crío por el que no
habéis podido hacer nada. Pero el trabajo sale, y eso es lo que importa. La
sanidad ahorra dinero recortando en personal. ¿Y tú salud? ¿Dónde se perdió?
¿Cuánto hace que no te tomas un fin de semana libre para estar con tu pareja?
¿Para abrazar a tus padres y ver a tu último abuelo/a?
Y te das cuenta que esa gente de
los servicios externalizados cobra menos, pero que el servicio carga más a las
arcas públicas de lo que están vendiendo en televisión. De que una simple
manzanilla cuesta 7€. ¿Y qué haces? Nada, porque ¿a quién vas a quejarte? ¿A tu
saturada supervisora, al pobre desgraciado de cocina? ¿Manifestarse? Olvidabas
que está prohibido…
Entonces llega el salvador, la
marea blanca resucita. En un pequeño reducto de la Andalucía profunda, un lugar
olvidado por el público en general, alguien se levanta. Un joven idiota llamado
“¡Spiriman!” asalta las redes con sus “injurias”, esas por las que ahora está
denunciado por cierta junta política, y se hace viral. ¡Joder! ¡Esos han vuelto
a levantarse! ¡Y paran la privatización!” Y observas algo, nada cambia. ¡Sale 3
minutos en televisión y desaparece! Un médico que pide ¡dimisiones en bloque!
¿Qué piensa el resto del país? Tú
estás en tu hospital saturada a base de gritos, mientras intentas explicarle a
un familiar agresivo que no hay más camas libres para dejar sola a su madre,
preguntas a tus compañeras ¿Habéis oído hablar de Spiriman? Te sorprende la
respuesta de la familiar. “Yo sí, es un médico idiota que habla en internet”.
“¡Señora le he dicho que no puede entrar en el control, que es ilegal!” Y te
golpeas la frente cuando escuchas la respuesta “¿Quién es ese?”
Porque cuando logras que la pobre
mujer entienda que no es culpa tuya, explicas lo que el hombre defiende. Tus
compañeras te miran sorprendidas: “Se queja por lo mismo que está pasando aquí?
” Tú inocente preguntas: “¿Y por qué no hacéis nada?” La respuesta es sencilla:
“¿Qué vamos a hacer? Esperar las unidades de gestión privada”. Casi te entran
ganas de llorar. Y sigues trabajando porque tu sueldo al menos es digno, por el
momento.
Porque quien sufre esto no es ni
más ni menos que el mismo que te grita. No eres solo tú, sino la gente que está
en esas habitaciones a tu alrededor y a la que intentas explicarles y
transmitirle paciencia, porque sabes que estás haciendo todo, absolutamente
todo lo que el sistema te deja hacer.
Yo solo diré: “Qué idiotas que
son las empresas privadas, que les gusta perder dinero y por eso compiten por
quedarse con todos los servicios públicos”.
LAS PENSIONES Y LA DEPENDENCIA NOS ESTÁN ARRUINANDO
Ayer te llaman desde casa y te
cuentan algo brutal. Tu padre en lista de espera desde hace años para una
operación, no muy lejos del pequeño reducto que estamos hablando, ha recibido
una llamada en la que le dicen que si quiere entrar ahora en lista de espera
para la intervención. No sabes qué hacer, te callas y sigues trabajando, como
buena Española que eres.
La gente mayor nos cuesta dinero,
efectivamente, estamos de acuerdo. Pero esa gente es la que garantizó la
sanidad pública y los sueldos hace tiempo. Somos hijos de la historia. En
nuestro país esa gente ha luchado, ha sufrido mucho y ahora es cuando no pueden
valerse por sí mismos. Después de ganar esas mejoras en la calle. Los jefes de
todas las autonomías nos dicen algo claro: “la dependencia y las pensiones no
pueden mantenerse” (pero sí los coches oficiales claro).
Si hoy tenemos un sueldo, si somos
libres, es por nuestros abuelos y sus hermanos. Por los fusilados y los
soldados de unos u otro bando de cierta guerra que hoy no voy a mencionar.
Nuestros ancianos son los que nos han permitido llegar a lo que hoy somos. ¿Es
justo por nuestra parte como trabajadores, quitarles todo aquello por lo que
han trabajado en sus vidas? ¿Cómo podría mirar la tumba de mis antecesores si
fuese yo, como votante, como trabajador, el que robara lo poco que su pobre
viuda tiene hoy?
¿Por qué ellos pueden mantener
sus posiciones de favor en sus sillones de terciopelo? ¿Por qué podemos
rescatar una autopista ¡privada! que presenta pérdidas, pero no podemos pagar
la pensión de una mujer que van a desalojar de su vivienda? ¡Ah! ¡Haber estudiado, abuelita!
¡Es usted la culpable de no tener derecho a atención! España, un mar de
contrastes difíciles de entender.
Amigos no soy un experto en
cifras macroeconómicas. No me dedico a la política, pero me da miedo en lo que
nos estamos convirtiendo como sociedad y como personas. No somos lo que
comemos, somos lo que damos a los demás. Y después de todo, solo hay una cosa
que puedo hacer, agradecer a la vida por lo que tengo.
Si has llegado hasta aquí, solo
puedo darte las gracias. No soy un ideario político, no ataco a un partido, me
da igual. Esto simplemente son reflexiones que quería compartir con todos
vosotros.
Si no luchas tú por el futuro, no lo hará nadie.
Darkpasionsplay
Bravo.
ResponderEliminarLo peor de todo es la falta de garantías de que nada mejore a corto plazo. Seguimos sumidos en un debate metodológico en vez de optar por una opción que no sea mecanicista, así no podremos avanzar.
Las cosas se cambian desde dentro, desde dentro del parlamento, del hospital, de la misma sociedad.
Pero estamos anestesiados.
"Pan y circo", decían en Roma.
Pero circo sin pan, mala farsa.
Enhorabuena!! Cada día escribes mejor amigo! Que te puedo decir...completa y absolutamente de acuerdo. Se puede decir más alto pero no más claro.Suerte que aún queden personas como tú capaces de ver la realidad tal como es y no como nos la quieren hacer ver. Un abrazo
ResponderEliminarEsperanza
Gracias Esperanza, me alegra que te guste. Son cosas que uno piensa, pero que no suele soltar. Ya sabes políticamente incorrecto y todo eso. A veces hay que decir la verdad y que la gente vaya viendo qué tenemos realmente.
EliminarUn abrazo!.
---Dark---
Madre mía cuanta verdad suelta ahí por aquí!!
ResponderEliminarComo no nos despertemos del efecto de las drogas que nos están dando vete a saber donde vamos a parar. España esta fatal.
Si recortan en educación y en sanidad imagínate como tiene que estar el medio ambiente, te puedo contar 1001 historias pero en fin, aguantaremos, por lo menos hasta que se nos vaya la pinza.
Un abrazo fuerte!!