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lunes, 6 de octubre de 2014

Reflexiones de un friki sobre: Cambio en el concepto de Civismo

Bienvenidos a Memorias del Soñador, aunque ya nos conocéis queremos hacer incapié en que nosotros somos 5 jóvenes (chicos y chicas) y nuestra edad en conjunto apenas pasa de los 100 años.

En el día de hoy hemos decidido volver de nuevo con una entrada seria. Hemos estado unas semanas trabajando en cosas menos comprometidas, pero consideramos que era el momento justo para voler con una entrada de reflexiones. Antes de comenzar queremos dejar claro que es muy probable que ésta entrada NO GUSTE A TODO EL MUNDO.

Durante la semana pasada volvió a saltar a los medios un nuevo escándalo político-económico, las redes de Bankia vuelven a demostrar su corrupción y el escándalo/show de las "Tarjetas negras" llega a nuestras pantallas. 





Para los que no hayan visto la noticia o no sean nacionales os explicaré un poco: El escándalo de las tarjetas negras ha consistido en la utilización de una tarjeta especial, entregada a diversos cargos políticos y sindicales, para utilizarlas a su libre albedrío y sin declarar el dinero que recibían de dicha forma.

Se que estaréis diciendo: ¡Has dicho que no ibas a hablar de política, sino de un posible cambio en el concepto de civismo! Quiero utilizar el caso de bankia para ilustrar la primera reflexión de ésta nueva entrada.

Ultimamente en España han saltado a la fama centenares de políticos y gente de a pie imputados en cargos de corrupción y tráfico de influencias. El respeto a la ley se ha perdido incluso entre aquellos cargos que dicen defender la democracia, algo que consideramos básico para exponer una de las posibles causas de éste cambio de paradigma social.


Es curioso ver como la gente de a pie va a la carcel por delitos menores mientras que otros "supuestos" ladrones permanecen en sus burbujas de poder, limitándose a declarar su "derecho a la libertad". Considero que el derecho a la libertad individual se pierde cuando tú eres el primero en violar una ley, y robarle el pan a la gente que se lo ha ganado honradamente, independientemente del partido político al que representes.
 

La desvergüenza política no es más que la punta del iceberg de un problema real al que tenemos que enfrentarnos. Aparentemente, el concepto de civismo social que poseían nuestros abuelos, ha ido lentamente transformándose en una especie de crudo irrespeto. Es cierto que tenemos más libertad de expresión, más variabilidad de elecciones, más ejemplos de decisiones opuestas... pero tristemente el radicalismo se ha convertido en la normalidad general.



El radicalismo político es otro síntoma de éste cambio en el concepto. Es cierto que siempre han existido ambos, pero que en el siglo XXI los más jóvenes (gente que apenas roza los 16 años) sean capaces de decantarse por uno u otro y fomentar el odio a sus contrarios es triste y solo puede desencadenar en la violencia social. Ambos lados intentan lo mismo: Hacer valer sus ideas por encima de las de su oponente, sin importarle si existe o no un término medio.

Yo mismo suponía hace unos años que el camino a seguir iba a conducirnos lentamente a una igualdad y al alcance de una paz y comprensión general. Nada más lejos de la realidad, en los últimos años, tanto gobiernos como sindicatos empujan a la gente para que defienda los ideales de su propio bando, favoreciendo esta lucha y encontronazo social.


El siguiente punto en el que queremos hacer incapié es la falta de educación que parece achacarse únicamente a la gente joven. Los medios de comunicación nos enseñan que la gente joven ha de carecer de educación, mostrarse violenta y dejarse llevar únicamente por sus impulsos. Una imagen irreal que pretende devaluar la opinión de los jóvenes... y lamentablemente un arquetipo en el que una cada vez mayor cantidad de jóvenes se encuentran cómodos. 

 

Otro ejemplo es el botellón. Para el que no sepa lo que es se trata de beber alcohol de forma desenfrenada en macroreuniones donde los jóvenes escuchan música y se relacionan con sus compañeros. Nosotros hemos llegado a ver niños de 13 años bebiendo y fumando en éste tipo de reuniones. La imagen de la normalidad juvenil se ha trasladado a ésta forma de diversión, una panda de borrachos que disfrutan solamente bebiendo y desfasándose.

Ciertamente no es que estemos en contra de ésta forma de diversión, de hecho respetamos a aquellos que lo adoran. Lo que no vemos bien es que los desechos y todos aquellos derivados de este estado de semiéxtasis alcóholico son dejados cada fin de semana en las zonas donde los jóvenes se reunen. No consideramos que sea tan complicado arrojar tus desechos a un contenedor de basura...


En relación a los prejuicios sociales, si bien es cierto que se ha avanzado mucho durante la primera década del siglo XXI. En el último año estamos asistiendo al resurgir de la violencia contra la mujer (lanzando leyes contra la libre gestación), contra el inmigrante (limitando el acceso a la sanidad), contra el anciano (retirando las ayudas a domicilio) e incluso contra el trabajador (liberalizando el despido y limitando su derecho a reclamación). 


La violencia es, hoy por hoy, algo a lo que estamos acostumbrados. En muchas producciones norteamericanas es mucho más fácil encontrar una escena de matanzas desenfrenadas que una pareja besándose. El ultraconservadurismo a mostrar escenas de amor en una película ha resurgido en los últimos años, haciendo más fácil ver a gente muriendo que expresando sus sentimientos de forma libre.

En los 90´s era extraña la película en la que no se veía un pecho libre, o una pareja manteniendo desde apasionados besos hasta insinuaciones de relaciones sexuales. La cultura actual parece asustarse de los sentiemientos, conformándose con la hipersexualización de personajes cada vez más irreverentes. 


CONCLUSIÓN

Esta claro que la conciencia social de toda la población ha cambiado en cuestión de unos años.  Queremos creer que la crisis económica ha cambiado a la población. Los adolescentes se ven cada día más influenciados por la televisión y las redes sociales, la imagen que éstas entreguen de la sociedad es la que ellos perseguirán cuando vayan creciendo. 
 
Es una pena que la población se haya deshumanizado tanto como para considerar la violencia como parte intrínseca de la propia sociedad. Nos parece irónico que hoy día pueda considerarse normal que un gobierno, que una clase social que dice defender una ideología se venda por un puñado de dinero... ¿Es tan fácil comprar el alma de una persona? 


A los jovenes que nos estén leyendo queremos decirles que sean ellos mismos, que no se dejen guiar por lo que les dicta la moda social, sed felices con vosotros mismos. Consideramos que lo único que puede salvar la chispa de humanidad que aún nos queda es el respeto y las relaciones con los demás, somos conscientes de que cada persona es diferente... razón de más para respetar la personalidad y la vida de cada uno. 

Y con esto terminamos. Somos conscientes de que os hemos dado muchísimo la chapa con ésta entrada, pero ya teníamos ganas de expresar algo un poco distinto y volver a aliarnos un poco con ese no tan políticamente correcto estilo que podemos poseer.

Os animamos a que nos dejeis vuestra propia opinión en comentarios y las críticas CONSTRUCTIVAS que considereis oportunas. ¡Un saludo!

Te he contado alguna vez... que a mi me dejaron elegir?
Tú tenías algo distinto a los demás... suerte
Darkpasionsplay

2 comentarios:

  1. La verdad es que este artículo es bastante interesante y encima también da que pensar.
    Con todo esto, para mí es solo decir que cada generación es peor que la anterior ante tanta manipulación por parte de los medios, sean cuales sean.

    Por último quiero decir que en el botellón no solo es ingesta de alcohol y residuos los que se producen, sino también la pérdida de almas inocentes que no tienen la culpa de nada.
    Me refiero a los 2 patos del Parque de la Victoria.

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    1. Gracias por el comentario Daniel. Personalmente creo que los medios están deshumanizandonos cada vez más. A la juventud cada vez le importa menos lo que pase a su alrededor, somos incapaces de disfrutar las cosas pequeñas y a la vez de ayudar a los demás.

      Me parece triste que la situación haya empeorado tanto en unos años. A mucha gente ya no le importa ni siquiera mantener una imagen, mantener una situación y respetar a sus congéneres. Es una pena a los extemos que estamos llegando. (Coincido en lo de los patos).

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