Hay días en los que las
palabras simplemente fluyen y aunque esperabamos publicar algo muy
distinto hoy al final nos hemos decidido por algo que llevabamos mucho
sin hacer. Un fragmento de una historia original, esperamos que os guste
aunque no esperéis ver muchos por aquí.
UNA MISIÓN EN
SOLITARIO
El joven cazador suspiró, no era
realmente consciente del tiempo que llevaba fuera. Sus pensamientos vagaban muy
lejos de donde se encontraba su cuerpo en ese momento, caminaba sin ver a lo largo
de un abarrotado mercado. Sus pasos no eran vacilantes, como cabría esperar de
alguien que no presta atención a su alrededor, pero aún así se encontraba ausente.
Hacía ya varias semanas desde que
la investigación de los extraños sucesos de los últimos tiempos lo había
llevado a aquella alejada ciudad norteña. Debía pasar desapercibido, como cualquier
viajero que atravesara una próspera ciudad comercial, pero aquello estaba muy
lejos de ser lo que él había esperado.
No era la primera vez que se
alejaba de su hogar por motivos similares, pero sí era la primera vez que se
sentía realmente solo. Nunca había esperado que un viaje fuese para él un trago
tan amargo, suspiró y acarició el pomo de la vieja espada con la que viajaba
ahora, portar el emblema del gremio podría haber se convertido en un problema
en tierras tan hostiles.
Siempre le había gustado
considerarse un hombre de acción, un joven al que los acontecimientos no
doblegaban, y que en el fondo se encontraba en un nivel superior a la realidad
del resto del mundo. No se sentía realmente triste, pero algo le agitaba, una
sonrisa, un pensamiento, un olor reconocible, se encontró a si mismo buscando
algo que lo atara al extraño lugar que estaba obligado a frecuentar.
Apartó a un pequeño ratero de poca
monta que sin duda intentaría robarle una bolsa que no contenía más que un par
de monedas de baja calidad y tosco labrado. La auténtica estaba guardada en un
doble bolsillo cosido a su raída capa. Aquello no le importó, el muchacho
corrió atravesando el mercado y perdiéndose en una de las innumerables calles
laterales.
Islev continúo caminando, atravesó
el amplio río navegable por uno de los múltiples puentes de piedra donde se detuvo
por un momento a admirar las verdosas aguas, el sonido de los carros y
el tráfico lo envolvía en una burbuja asfixiante. Sonrió, no había ninguna
causa, quizás eran las felices parejas que se alborozaban en la orilla, o
el pequeño rubio que perseguía un gran mastín negro hasta la extenuación,
aquello le gustaba pero le faltaba algo.
No era del tipo de personas que
permanecían mucho tiempo en el mismo sitio y quizás era aquello lo que estaba
matándole, la inactividad, la espera… pero un susurro en su propia alma le
decía que la razón se encontraba un poco más allá de su comprensión. Comenzó de
nuevo a caminar con paso firme.
Cuando dejó atrás por fin las
atestadas calles principales una figura encapuchada le empujó, a su espalda y
exhibido con total descaro, se encontraba encordado y preparado para el combate un arco de hermosa manufactura. Islev dudaba de la probabilidad que el desconocido tendría de usarlo en las concurridas calles de la urbe.
Por un instante la capucha del personaje
calló hacia atrás. Oscuros mechones de cabello femenino se desparramaron sobre
sus hombros. Algo saltó en el interior de Islev, una chispa que creía calmada
hace mucho tiempo, un segundo más tarde una desconocida joven se quedó
mirándole y tras sonreírle recolocó de nuevo la pesada capucha sobre su cabeza.
Los ojos del muchacho se
enrojecieron un momento mientras el cazador recuperaba la compostura. Sonrió
pesadamente y giró a la derecha para atravesar una estrecha callejuela, se
apoyó un instante sobre la pared obstruyendo con su cuerpo el ínfimo pasaje y
suspiró.
Ella estaba muy lejos, perdida en
algún recóndito bosque enfrentándose a sus propios demonios. Esta era una aventura
que debía emprender solo, sacudió la cabeza y golpeó con el puño la pared de
piedra que se levantaba a su espalda. Se avecinaban tiempos aciagos y no habría
cabida en su corazón para miedos y sin razones.
Levantó la cabeza y emprendió de
nuevo la marcha, ante él se presentaba un mundo de oportunidad y mientras lo
que dejaba atrás permaneciera en el recuerdo siempre tendría un lugar al que
regresar cuando todo acabara.
-Es hora de seguir adelante- Dijo
al tiempo que sus ojos se clavaban en las plomizas nubes que tan a menudo
parecían existir por aquellos parajes. -Volveré
Solo podemos seguir adelante
Darkpasionsplay
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